Parecía que estábamos en un sueño ...
Llevábamos mucho tiempo esperando ese gran día. Los meses anteriores, preparábamos nuestros mejores trajes, zapatos, pinturas, un restaurante para celebrarlo con los nuestros, etc.
Poco a poco se iba acercando la fecha, nuestros nervios crecían y no queríamos imaginar que iba a ser de nosotros en el momento de nuestra Graduación. La noche antes, apenas dormimos, sólo pensábamos en que todo saliera perfecto, que no hubiera ningún imprevisto, que nada lo estropeara.
Al día siguiente, llegó nuestra familia, nos terminamos de vestir y nos fuimos al lugar donde nos graduaríamos. El acto estuve lleno de recuerdos, de risas, de algunas lágrimas de la emoción y también de pena, por terminar una de las mejores etapas de nuestra vida.
Tras esto, salimos, ya con nuestras bandas de graduados, nos hicimos fotos y fuimos a celebrarlo con nuestra familia. Estábamos alegres, satisfechos, algo nerviosos, pero muy a gusto, ya que estábamos con los nuestros.
Por la noche tocaba celebrarlo con los compañeros de clase. Era el momento de bailar, de beber y de gozar un poco de nuestra libertad estudiantil ...
Hoy, cuando casi hace un año de este maravilloso día, sólo nos queda el recuerdo de que por unas horas fuimos realmente felices y de que fuimos graduados por primera vez en nuestras vidas.
Tengo que decir que ese día, no hubiera sido lo mismo sin las personas que me acompañaron: familia, amigos, compañeros de clase, etc, pero sobre todo, gracias a una pequeña pero gran persona que hizo que todos estos recuerdos fueran inolvidables.
Gracias por compartir conmigo este gran día, pero mucho más por regalarme tres años que jamás olvidaré.
Y aunque pasen los años, seremos como el primer día.
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